Este rosario acompaña a Jesús en su pasión y muerte, ofreciendo consuelo en momentos de dolor, enfermedad o dificultad. Es ideal para rezar los martes y viernes, y para unir el propio sufrimiento al de Cristo. Orar con los Misterios Dolorosos es un acto de amor profundo y de entrega confiada al Redentor.